(microrrelato) EL HOMBRE ENSORTIJADO
Huesos rotos. Músculos ensortijados. Lo veo, torcido y tenso. Siempre cerca de romperse, siempre aguantando el inenarrable tirón. Siempre ahí, lento, sollozante, hastiado. Respira lento, pesado, crujiente como palomitas explotando en su caverna ósea. Triste, muy triste. Me acerco en aquel recinto en penumbra, saludado por el tufo a sudor rancio y químicos penetrantes. Me mira con ojos tristes y hasta es capaz de agitar un poco ese cuerpo maltrecho. Y me pide. Y me suplica. Que todo acabe.