Ash, de Flying Lotus, y la originalidad en el referente.

 El otro día vi Ash, la nueva película de ciencia ficción y terror del gigante Amazon Prime, dirigida por un emergente y muy solvente Flying Lotus (desde V/H/S 99 ya apuntaba maneras) y me ha surgido una reflexión al respecto.



Como cinta, se trata de un aglomerado de referencias de genero obvias, de Prometheus a La Cosa, pasando por Matrix y Mandy. Sin embargo, se siente como su propia cosa. No huye del referente sino que corre en dirección a él a cara descubierta, sabiendo lo que es y porque es así, volviéndolo su personalidad como, en el fondo, lo es de la nuestra.

Al fin y al cabo, las cosas que amamos nos forjan, esas historias de ficción que nos marcan y nos redefinen: no nos hacen menos nosotros, sino más. Nos ayudan a descubrirnos, de hecho, a formarnos y desarrollarnos como personas y artistas.

A la hora de contar historias creo que es lo mismo y que Ash es lo que consigue: volverse ella misma a través del referente, porque la originalidad también es recordar a quien nos hizo como somos.


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